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¿Por qué es particularmente interesante hablar sobre la banca abierta en Perú?

La banca abierta avanza rápidamente, aunque de forma desproporcionada, en toda Latinoamérica. Por ejemplo, Brasil es el único país que ha adoptado la legislación de banca abierta (en 2019) con implementaciones en marcha. Perú, así como otros países de la región (México, Argentina, Colombia) han considerado la adopción de un marco específico que regularía formalmente la banca abierta, pero hasta la fecha no lo han hecho. Sin embargo, se espera que las regulaciones en Perú se realicen pronto y podrían tener un impacto transformador en la experiencia del cliente.

Lo que es particularmente interesante es que las instituciones financieras peruanas (FI) ya comparten datos de clientes y lo han estado haciendo durante algún tiempo. Esto es muy poco frecuente en la región hoy en día. Cada mes, los FI peruanos envían información de los clientes al banco central para crear un perfil. Esto podría considerarse una ventaja inicial si lo comparamos con otros países latinoamericanos. Sin embargo, en esta ecuación falta una variable muy importante: el consentimiento del cliente que permitiría a determinadas instituciones financieras acceder a la información. Millones de peruanos ya están utilizando varias aplicaciones financieras diferentes en todo el país y les gustaría tener una manera más segura de decidir los términos en los que una institución financiera comparte la información de los clientes con instituciones de terceros.

Para comprender el impacto que la banca abierta podría tener en el mercado peruano, es importante comprender las particularidades de la economía local. América Latina es una región en la que la economía informal reina debido a diferentes factores, como la fuerte carga fiscal sobre las empresas y las personas, así como las limitaciones salariales mínimas. La importancia de la agricultura en la economía local también desempeña un papel importante porque el empleo informal tiende a ser mucho más alto en ese sector. Como consecuencia, más del 30 por ciento de la población latinoamericana no está financiada.

La banca abierta podría ser, en gran medida, el catalizador del aumento de la innovación y la inclusión financiera de la región, impulsado principalmente por empresas emergentes de tecnología financiera como las bancas de desafío digital y los proveedores de servicios de pago móvil. Estas nuevas empresas surgieron para servir a la importante población no bancaria de América Latina, y su entrada en el mercado se vio suavizada por la misma legislación que impulsó a la banca abierta a avanzar. Los inversores se han dado cuenta de que su financiación se ha duplicado con creces entre 2018 y 2019 y sigue aumentando.

Un paso por delante

Máximo es un buen ejemplo de una tecnología financiera peruana que ya es compatible con  la banca abierta.

Los reglamentos han evolucionado junto con los desarrollos de la banca abierta para reducir el riesgo y protegerse contra el fraude en todo el mundo. Sin embargo, el sector financiero se encuentra en un punto de inflexión. A medida que se amplíen las ofertas y los consumidores exijan más personalización, elección y control, las empresas que ganen serán aquellas que vayan más allá de las normativas para adaptarse a las necesidades de los clientes. Aquellos que consideren la banca abierta únicamente como un juego tecnológico serán vulnerables a la disrupción.

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