Por qué las estadísticas definen el futuro de una nación
Recordemos la siguiente situación. Nos encontramos en primavera en el año 2020 y todos estamos pensando en la COVID-19: acontecimiento que transformó profundamente la sociedad. Pocas veces en la historia, los estadísticos han tenido una demanda tan alta. Todos quieren los datos, todos quieren las cifras y todos quieren saber lo que deben hacer. ¿Los políticos están siendo sensatos? ¿Están siquiera cerca de la verdad? ¿A dónde se dirige esta crisis sanitaria?
Admitámoslo: hoy todos quieren tener su propio estadístico de cabecera. En las aplicaciones de citas, las personas incluso afirman dedicarse a la estadística para mejorar sus probabilidades de salir con alguien. Nadie, insisto, nadie que conozco pensó alguna vez que las estadísticas serían un tema popular, hasta ahora. Las estadísticas no siempre tuvieron esta posición tan destacada. Por lo general son considerados más como macrodatos o asuntos de interés para fanáticos de la tecnología, cifras o términos que pocos de nosotros entendemos o a quienes pocos interesan. Una cifra puede parecer extremadamente grande o abrumadora a un observador que no sea experto, pero un estadístico puede tomar esa cifra, frotarla con polvo mágico estadístico y, de repente, parecerá mucho más pequeña y mucho menos agobiante. El contexto lo es todo. Podemos decir que la mayoría de nosotros al principio no quería a los estadísticos (perdón por eso), luego los empezamos a adorar y, ahora, probablemente estemos desarrollando cierta dependencia hacia ellos. Si no nos gusta lo que un estadístico nos dice, la respuesta es sencilla: preguntémosle a otro estadístico. A la larga, podemos derivar en el terreno de las segundas opiniones. Como sucede con todo asunto complejo, parece que siempre hay lugar para la polémica y en la palestra pública siempre está la opción de los peritos. No olvidemos que a veces las estadísticas pueden resultar escuetas. Cuando se trata de cifras escuetas, por lo general pensamos en dos cosas: ¿qué tan grandes son y hacia dónde apuntan? Luego podríamos preguntarnos: ¿qué tan rápido crecen? O, ¿se están reduciendo o acelerando? ¿Cuál es el índice de cambio? En el caso de las cifras de la población mundial podríamos preguntarnos: ¿cómo se ajustarán esos números? En el tiempo que me llevó escribir este artículo, la población mundial creció en alrededor de ocho mil personas. Dicha población es actualmente de unos 7.850 millones de personas, con una tasa de natalidad anual promedio que equivale al doble de la tasa de mortalidad. En las primeras 20 semanas de 2020, nacieron suficientes personas como para repoblar Francia, hubo un aumento neto de nacimientos suficientemente grande como para repoblar Marruecos. Es probable que usted se pregunte si tenemos suficientes suministros de materiales de policarbonato y suficientes láseres para grabar tarjetas de identificación para todos estos habitantes. Si está al tanto de la industria de la identificación, podría preguntarse si la tecnología biométrica actual es suficiente para inscribir a todas estas personas que nacen, de manera que sus identidades se puedan respetar, proteger y enriquecer a medida que se vayan transformando en ciudadanos globales.
Una de las alianzas más fuertes de la industria de la identificación actual, incluso antes de la avanzada tecnología de las tarjetas de identificación y la biometría, es la combinación de los registros de los sistemas de registro civil y estadísticas vitales, o RCEV, como fueron denominados por las Naciones Unidas en sus esfuerzos conjuntos con la Organización Mundial de la Salud. Las tecnologías de RCEV buscan combinar los datos estadísticos precisos sobre natalidad y mortalidad (ante todo) a fin de establecer posteriormente, para cada nacimiento, el contexto biográfico de dicha identidad. A fin de darle un lugar en el mundo que queda registrado para que otros la observen y respeten.
Esto cambia mucho más que las cifras. Al usar la tecnología para fortalecer la capacidad de la sociedad de recopilar, registrar, conectar y validar los nacimientos y sus contextos, un nacimiento se transforma tanto en una cifra precisa que ayuda a procesos de planificación futura como en una identidad con cierta garantía de respeto en el futuro. Por lo tanto, los sistemas RCEV constituyen las bases de otros programas en los que debe determinarse una identidad. Funciona como una única fuente de datos verídicos a la cual se pueden conectar otros sistemas para validar el historial de un individuo. Este crecimiento de la población da fuerza a los argumentos de los políticos para que aboguen por más sistemas RCEV: traducir las estadísticas en una mejor planificación de la infraestructura y la economía. Al mismo tiempo, sentar nuevos cimientos para la identificación ciudadana brinda una alianza sólida fundamentada en intereses mutuos y con un futuro más prometedor que el de los datos promedio protegidos por un “estadístico” en una aplicación de citas. Para obtener más información sobre RCEV, lea nuestro folleto.